Chiyo Uno, (宇野 千代 Kawanishi 28 de noviembre de 1897 – 10 junio de 1996) fue la gran dama de las letras japonesas de su tiempo. Con 20 años se trasladó a Tokio para comenzar su carrera como escritora dentro de estilo narrativo del mo-ga, abreviatura de “modern girl”. Su vida y su obra se salieron de la norma, y es que la vida amorosa de la autora es tan digna de recordar como su propia obra. Una mujer adelantada a su tiempo, sin miedo a romper los esquemas y las normas. Tanto fue así que, desde entonces y hasta hoy en día, su obra tiene multitud de seguidores y un público fiel. Chiyo Uno escribe sobre la liberación de las mujeres, subyugadas a los caprichos de hombres necios como Kano, protagonista de su novela "Ohan".
Es un libro que plantea preguntas, que a través de una historia costumbrista nos muestra un retrato de un Japón errático. En "Ohan" el protagonista es Kano, pero el lector acabará sintiendo verdadero desprecio por este personaje. Las verdaderas protagonistas son las dos mujeres, Okayo, la geisha que está enamorada de Kano y Ohan, que ha esperado siete años para reencontrarse con él. ¿De dónde surge la dependencia de estas dos mujeres hacia un hombre que ni puede mantenerlas ni tiene estabilidad mental? La novela está llena de ternura, pues el hijo de Kano y Ohan protagoniza las escenas más bonitas y dramáticas de la historia.
En 1935, Uno publicó la novela "Confesiones de Amor", la cual le trajo mucha fama. El libro detalla la vida de un artista y sus aventuras amorosas, así como el fracasado intento de suicidio con su amante. Uno no sólo tuvo un idilio con Seiji Togo, el artista en quien está basada novela, sino que convirtió esta historia en un libro con buenas ventas. También escribió con soltura desde la perspectiva de un hombre, lo cual le añadió atractivo a su libro.
Poco después del éxito de Confesiones de Amor, Uno editó una revista llamada Sutairu, o Estilo, la cual era la primera de su clase en Japón que se ocupaba de modas extranjeras. En términos de su propia moda, Uno también demostró su talento para diseñar kimonos.
Años más tarde, la popularidad de Uno se formalizó al ser reconocida por el Emperador y asumió el honor de ser una de las escritoras japonesas más ancianas y talentosas de Japón.
En 1983 publicó las memorias Seguiré viviendo (Ikite Iku Watakushi), las cuales fueron ampliamente leídas y adaptadas para televisión. Uno declaró francamente que la esencia de su vida era no haber seguido las reglas de nadie más y haber hecho lo que ella siempre quiso.
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