El inmenso poeta en el que se convertirá Rilke tiene sólo 28 años cuando comienza a responder a Franz Kappus, de 17 años, poeta en ciernes y cadete de la escuela militar que Rilke había abandonado unos años antes. Rilke le envía diez cartas en cinco años desde París, donde es secretario de Rodin, desde Suecia, desde Roma, desde las afueras de Bremen, donde nunca deja de escribir. Diez breves tratados de filosofía práctica, diez meditaciones sobre la soledad, el amor y la creación.
"Cartas a un joven poeta" es un libro de contenido profundo. La profundidad no se corresponde exclusivamente con el valor de los genios poseedores de una inteligencia brillante y, aunque Rilke destaca por su prodigiosa clarividencia, llama la atención su monumental destreza para la exacta formulación de preguntas que se hace así mismo sobre sí mismo y acerca de aspectos tan sumamente necesarios de ser revisados y tenidos en consideración, como son el amor y la soledad.
El poeta austriaco ama la vida desde el fervor intelectual pero sin la luz corporal del gozo whitmaniano. Rilke nos muestra un camino, una senda más felizmente introspectiva e igualmente válida: “debemos aceptar nuestra existencia en toda la medida en que corresponda: todo, aun lo inaudito, debe ser posible en ella, y ser valientes para lo extraño y lo más asombroso que nos pueda ocurrir”, escribió.
La existencia es perpetua pregunta, constante cuestionamiento:
Rilke le dijo a Kappus: «Y se trata de vivirlo todo. Viva usted ahora las preguntas. Quizá luego, poco a poco, sin darse cuenta, vivirá un día lejano entrando en la respuesta».
"Acérquese a la naturaleza. Intente decir, como si fuera el primer hombre, lo que ve, lo que experimenta, ama, pierde."
"Si cree que puede seguir viviendo sin escribir, no escriba". "Si dice 'no, no moriré', entonces no tienes derecho a escribir".
"Busque la necesidad que le hace escribir, mire si está arraigada en su corazón".
La escritura requiere soledad. Rilke fue una persona extremadamente solitaria. Y esta soledad es la condición de su trabajo. Por otro lado, fue un gran epistolero, escribió muchas cartas. Las cartas le ayudaron a mantener a los demás a distancia.
"Interésese sólo en la relación que tiene entre usted y usted, es decir, entre usted y lo que escribe."
"Su mirada se vuelve hacia afuera. Eso es lo que no debe usted hacer ahora. Nadie puede aconsejarle o ayudarle. Nadie puede ayudarle. Sólo hay un camino: entrar en uno mismo".
Idea y fragmentos extraídos de "Rilke : quatre conseils aux jeunes poètes", par Camille Renard (2020/07/07), sur https://www.franceculture.fr/litterature/rilke-quatre-conseils-aux-jeunes-poetes
y del blog: https://elvuelodelalechuza.com/2016/07/18/rilke-la-vocacion-del-poeta-filosofo/
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