Guillermo Arriaga en Ciudad de México en 2017. DANIEL VILLA |
El novelista Juan Villoro, compatriota de Arriaga y presidente del jurado, leyó el acta que definía su libro como "una novela polifónica que narra con intensidad y excepcional dinamismo una historia de violencia donde el amor y la redención aún son posibles".
El ganador del Alfaguara en 2020 debutó hace cerca de dos décadas como novelista con Escuadrón Guillotina, pero fue a través del cine y de su trabajo en filmes como Amores perros (2000), 21 gramos (2003) o Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005) donde alcanzó fama internacional. En 2016, Arriaga regresó a la novela con El salvaje, un libro editado también por Alfaguara que tuvo una buena acogida entre crítica y público. En Salvar el fuego vuelve sobre temas como la escisión entre clases sociales, la desigualdad y la violencia en el México contemporáneo, usando la primera, la segunda y la tercera persona y solapando historias. En conversación telefónica, ya sin público, negó que el cine sea el molde que dirige su escritura. En el principio de su obra, afirma, está la literatura. “Yo he querido llevar la novela al cine, no a la inversa, y mis películas tenían estructura de novela. Escribo novelas como novelas”, aclaraba antes de confesar que es un “adicto a la escritura”.
Frente a la violencia que salpica muchas de las historias que ha narrado, Arriaga reivindica “el amor, la solidaridad y la amistad” que dice que atraviesan su trabajo. “Esta novela es una carta de amor a mi país, y no se pueden eludir la corrupción y la impunidad que en México hay como en muchos otros países. Es más arriesgada que las anteriores”. Una coreógrafa de clase alta y el preso JC muestran las dos caras del país.
Para leer el artículo entero de "El País.com.cultura" (2020/01/24) de Andrea Aguilar, pincha aquí
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